domingo, 25 de noviembre de 2012

Kuroshitsuji III Akuma no Tengoku to Tenshi no Jigoku

Autora: Pandora Michaelis


¡Buenas a todos! ¡Damas y caballeros! ¡Niños y niñas! ¡Perros y gatos! (?) XD
Bienvenidos sean a mi nuevo humilde Fanfic. No es el primero que escribo, pero si el primero que escribo de KS (Kuroshitsuji). El título «Akuma no Tengoku to Tenshi no Jigoku» se traduciría como: «Demonios del cielo y ángeles del infierno» o también como: «Demonios celestiales y ángeles infernales» (seeeeh, papeles opuestos, ¿no creen? XD)

Debo avisar a las fans del Shonen-ai o Yaoi, que en este fic NO estarán incluidos ninguno de esos géneros, ya que no soy fan de esos géneros, por lo que en mis fics no habrá nada de eso, sin embargo respeto a las que sean fans de dichos géneros y espero que me entiendan, respeten mi opinión así como éste fic ^w^

Lo otro que debo avisar es que éste fic será mayormente se clase T, (debido a que habrá violencia, será algo gore y muy pocas veces incluirá palabras fuertes. Aunque mayormente será similar a la violencia vista en el anime y manga de KS). Pero puede que algunas veces, en algunos capítulos, haya contenido de clase M, es decir para mayores de 18, ya que habrán algunas escenas de Lime y/o Lemon. Pero ciertamente será la primera vez que escribiré historias con esos géneros, así que si en esos aspectos lo hago aburrido o algo así, espero me perdonen y entiendan que soy principiante xDDD

Lo otro a explicar es, como dice el titulo, este fic será mi propia continuación del final del anime. Aviso que haré una mezcla entre el anime y el manga, haciendo aparecer tanto a personajes exclusivos del anime, como exclusivos del manga. También agregaré a algunos Original Characters (abreviados OCs) creados por mi persona.

Habrá Spoilers del anime/manga, ese es otro aviso importante que hago, así que los que no hayan visto el anime completo o leído el manga (todos los tomos publicados hasta la fecha), absténganse de leer el fic, a menos que quieran spoilearse bien feo xDD

Ahora ya, sin más explicaciones que acotar, ¡aquí les dejo el prólogo del fic~!

................................................................................................................................................
Prólogo
"El final de un nuevo comienzo"
................................................................................................................................................


Como todos los días, el sol nuevamente salió por el horizonte, iluminando todos los terrenos, entre ellos los alrededores de la mansión Phantomhive, de paredes grises y cafés, así como su extenso jardín verdoso y bien cuidado. Lo único que impedía a los rayos del sol colarse por la ventana, de la habitación de un durmiente Ciel Phantomhive, eran las gruesas cortinas rojizas. Sin embargo, pocos minutos después, la puerta de la habitación se abrió y por ésta entró el mayordomo de cabellos y ropajes negros, de ojos rojos carmesíes, llamado Sebastián Michaelis.

—Es hora de que despierte, Bocchan —dijo con voz serena, en lo que se encaminaba a la ventana.
Ciel al principio se negaba a abrir los ojos, aún estando semi-adormilado, (ya que aunque hubiera renacido como demonio, por alguna razón eso no le quitaba algunos de sus hábitos humanos —como dormir, alimentarse y por supuesto, ni hablar de su enorme gusto por los dulces—). Sebastián al ver que (como siempre) su joven amo no iba a levantarse solo por un aviso, recurrió a correr las gruesas cortinas, dejando entrar los radiantes rayos solares, los cuales iluminaron toda la habitación rápidamente. Así como también impactaron en el dormido rostro de Ciel.

Eso acabó provocando que éste hiciera un gesto de disgusto, para luego abrir sus ojos, ya rendido. No importaba que tantos esfuerzos hiciera por hacerse el "tiernamente dormido", el mayordomo nunca dudaba en despertarlo a la hora de siempre. Aunque claro, en esa ocasión Ciel sabía que, tanto el cómo Sebastián, harían esa rutina por última vez, por lo que al ya despertarse por completo, se sentó en una esquina de la cama. Sebastián procedió a pararse frente a su joven amo, comenzando a desabotonarle los botones de su bata de dormir uno a uno, poco a poco, con calma y perfección. Ciel notaba a Sebastián ciertamente extraño, como algo triste. Aunque decidió no darle importancia.

Una vez el mayordomo acabó de cambiar los ropajes del pequeño, por una camisa grisácea, junto a pantalón y zapatos oscuros, todo debajo de una levita negra, lo único que faltaba era ponerle el parche. Por lo que se podía apreciar el ojo derecho de Ciel, y a su vez plasmado sobre éste, el símbolo del contrato entre él y Sebastián. Pero además de eso, ambos ojos del conde Phantomhive estaban distintos. Éstos durante unos segundos, poseían un color rojo brillante —similar al de los ojos demoniacos de Sebastián— pero cuando el derecho fue oculto otra vez por el parche, el izquierdo nuevamente volvió a su tono azul zafiro de siempre.

—¿Gusta un poco de té antes de marcharnos, Bocchan? —preguntó Sebastián, con expresión seria.

—No. Debemos marcharnos lo antes posible… —dijo Ciel, en tono autoritario—. No quiero que nos encontremos con algunos de los sirvientes, prefiero que nos ahorremos las explicaciones y despedidas.

—Ya veo… —Sebastián seguía mirando inexpresivo al muchacho y hablando serenamente—. Iré a preparar el carruaje, lo más pronto posible.

—Bien, yo por mi parte… creo que recorreré la mansión por última vez… —dijo Ciel, aunque lucía serio, su tono de voz sonaba un poco nostálgico—. Cuando tengas todo listo, búscame para marcharnos, Sebastián.

—Entendido —Sebastián se inclinó, con una mano en su pecho, en señal de respeto. Para luego salir de la habitación, dejando solo al joven oji-azul.

Ciel pasó una de sus manos por el espaldar de la cama y luego bajó su mirada, centrándola en su anillo. El anillo, de piedra preciosa azulada, signo de todo líder del clan Phantomhive, que tenía entre sus manos. Acarició la piedra unos segundos, para luego posarla con suavidad sobre la mesita de noche, junto a la cama y después salir de su habitación. Comenzó a caminar, con pasos lentos y silenciosos, por los pasillos de la mansión, hasta que llegó a uno adornado con varios cuadros.
A medida que caminaba, sus ojos azules iban mirando nostálgicos los cuadros colgados en las paredes del pasillo. Había una gran variedad de pinturas y cuadros de todo tipo, la gran mayoría de ellos eran de los "Pre-Raphaelistas" * , el más destacado de dicha colección era un cuadro de «La muerte de Ofelia», perteneciente a la obra de Hamlet, cuyo artista eran John Everett Millais.

No tardó mucho en llegar al salón de entretenimiento, donde abundaban los juguetes de peluche o clásicos, juegos de mesa y de toda clase. Se acercó a la mesa del centro de la habitación, donde reposaba bien guardado el juego monocromático de ajedrez, podría decirse que era el juego de mesa que más gozaba jugar —a pesar de a veces no jugar siguiendo las reglas— el joven Phantomhive. Recordaba que las personas más importantes para él, con las que había jugado fueron su fallecida tía, Angelina Durless, más conocida como Madem Red —aunque le hubiera "ganado" esa vez, fue por haber "distorsionado" las reglas del juego, por así decirlo— así como también había jugado con su prometida Elizabeth Essel Cordilia Middleford, aunque ella prefería que Ciel le dijera "Lizzy" —técnicamente en esa ocasión, el más bien le estaba "enseñando" a jugar y cuál era cada pieza del tablero a ella— Ciel suspiró. Realmente en el fondo echaba de menos a su tía, así como también debía admitir que extrañaría a su pequeña, algo malcriada, pero linda prometida.

El oji-azul una vez dejó de recordar, pasó sus dedos por la cajita de ajedrez, hasta que quizás por un impulso, no pudo evitar abrirla. Sujetaba las piezas blancas y negras entre sus manos, contemplándolas unos instantes, para luego volver a guardarlas, de dos en dos, dentro de la cajita del tablero. No fue entonces hasta que sólo faltaban dos piezas, ambas de color negro, que Ciel no pudo evitar ver con cierto fastidio. Se trataban de las piezas del rey y del caballo. El fastidio era debido a sentir que de cierta forma, esas piezas representaban a la perfección al conde Phantomhive y a su mayordomo, respectivamente. Suspiró igual de fastidiado, cerrando la cajita de ajedrez de un golpe seco, para luego posar el par de piezas negras sobre la caja, siendo las únicas no guardadas en el interior de ésta. Finalmente Ciel con pasos firmes, salió de la sala de juegos.

................................................................................................................................................

Mientras tanto, en los establos de la mansión Phantomhive, Sebastián iba preparando todo lo necesario para el carruaje: ya había alistado el cuartero de caballos, así como preparado el carruaje, (guiando a éstos —ya tirando del carruaje— enfrente de la salida de la mansión). Ahora sólo faltaba llamar a algún sujeto que condujera el carruaje, por lo que se dirigió a la entrada trasera de la mansión, pasando por la cocina, cruzando el pasillo que salía de ésta y llegando a la sala oscura, dónde yacía un oscuro, antiguo pero muy funcional teléfono. Una vez el hombre que siempre contrataba para que llevara el carruaje, (cuando él y su joven amo iban y venían de la ciudad), contestara, Sebastián habló uno momentos con él. Le indicó con voz firme y seria, que llegara a la mansión lo más pronto posible. A juzgar por la forma tan nerviosa, en que el hombre al otro lado de la línea exclamó «¡A… ahora mismo voy para allá!», Sebastián no dudaba que no tardaría mucho en alistarse para llegar.

El mayordomo colgó y cómo el tiempo estimado de llegada del sujeto a la mansión era de 20 a 30 minutos a lo mucho, decidió ir a recorrer (por última vez), los jardines de la mansión de su amo. Con su mirada carmesí, recorría y observaba todos los alrededores del jardín. Estaba verdoso y bien cuidado. Se extendía bastantes metros, desde el inició de la mansión, hasta separarla del camino que llegaba a la ciudad. Sebastián debía admitir que Finnian, a pesar de ser un jardinero ciertamente algo torpe, sabía hacer bien lo que hacía —al menos cuando no usaba fertilizante, ligado con cloroformo, para rociar las plantas— en dicho jardín.

Fue entonces cuando un agudo sonido hizo al mayordomo girar la vista hacía un árbol, cuya mayoría de hojas ya habían caído. Era curioso, ya que el otoño aún no se aproximaba y ciertamente ese árbol desnudo, comparado al resto del verdoso jardín, era una vista un poco deprimente. Posado sobre una de las ramas de dicho árbol, yacía un pequeño cuervo, el cual miraba fijamente al mayordomo y viceversa. Cuando el ave de plumajes negros, lanzó un segundo graznido, Sebastián sonrió levemente, acercándose al árbol, teniendo que alzar la vista, para seguir contemplando al pájaro.

—Vaya, ¿acaso me llamaste, muchacho? —preguntó el mayordomo, extendiendo su brazo derecho hacia el ave. Ésta lo miró unos segundos a los ojos, para luego revolotear y posarse sobre dicho brazo. Sebastián rió levemente, pasando con delicadeza su mano derecha, por las plumitas de una de las alas del pájaro negro—. Puede que te sientas algo solo, ahora que "éste cuervo" se marcha. Pero así lo quiere mi joven amo…

El cuervo miraba fijamente con sus pequeños orbes grisáceos, al par de rubíes del mayordomo, casi como buscando más explicaciones a lo que éste decía. Sebastián sonrió de lado, casi con sarcasmo, elevando un poco el brazo sobre el que yacía el ave, más cerca de su rostro, volviendo a hablar.

—De todas formas, espero que te pases más por los alrededores de la mansión y que vigiles que los sirvientes no causen destrozos, ¿está bien~?

Una vez dicho eso, Sebastián le mandó una más leve, ya no sarcástica y casi triste sonrisa al cuervito. Casi como si respondiera y aceptara la petición del mayordomo, el animalito lanzó un tercer y más leve graznido, aleteando y revoloteando en círculos alrededor del oji-rojo, para volar hacia el árbol desnudo y nuevamente posarse exactamente sobre el mismo punto de antes.

—Muy bien, entonces… dejo la vigilancia de la mansión a tu cargo~ —fue entonces cuando el mayordomo notó a un hombre, el que siempre conducía el carruaje, entrando por el camino que daba hacia la mansión. Por lo que sonrió satisfecho y se dio media vuelta, dirigiéndose hacia éste y añadiendo, para el cuervito—. Hasta siempre, cuídate, muchacho.

El cuervito lanzó un cuarto y último graznido, casi como despidiéndose del mayordomo negro, el cual se iba alejando y dándole la espalda al árbol, dónde el animalito reposaba.

Pocos minutos después, cuando finalmente todo estaba listo para la partida de ambos demonios, Sebastián y Ciel ya iban saliendo de la mansión. El primero abrió las puertas del carruaje, dejando pasar al interior primero a su joven amo y luego entrando él, cerrando la puerta tras de si. Una vez con ambos pasajeros adentro, el conductor del carruaje golpeó levemente con su látigo a los caballos, haciendo que éstos comenzaran a caminar y tirar del carruaje. El camino al destino del carruaje, aunque fue ciertamente neutral —ni muy corto ni muy largo— para ambos demonios fue casi eterno. Una vez el carruaje se detuvo, fue unos cuantos metros lejos de una colina, y un poco antes de ésta, había un cartel muy viejo y de madera seca, cubierto por algo de musgo que decía"Peligro: Acantilado más adelante".

El chico y el hombre bajaron del carruaje, el segundo le entregó la bolsita de paga al conductor. Éste se sorprendió por la cantidad de monedas que había en la bolsita entregada, al preguntar solo recibió la simple respuesta de «Puede quedarse con el cambio». Se alzó de hombros y decidió no hacer más respuestas, agradeciéndoles a ambos, por su "amabilidad" por dicha paga y marchándose de allí. Ahora solo quedaban Sebastián y Ciel en dicho lugar, habían dado tanto dinero debido a que no lo necesitarían más, al lugar al dónde pensaban ir no hacía falta.

................................................................................................................................................

Sobre un acantilado rebosante de curiosas rosas blancas y azules, de las cuales algunos pétalos salían volando, debido a la leve brisa que soplaba, caminaba Sebastián, con cierta cara seria (y algo triste). Entre sus brazos cargaba a Ciel, un año más joven, vestido con ropas oscuras y de colores grises.

—Dígame, ¿a dónde deberíamos ir ahora? —pregunto el mayordomo de ojos carmesíes, mirando fijamente a su joven amo, el cual tenía al descubierto su ojo derecho, dónde se apreciaba el símbolo del contrato.

—… eso no me importa ahora… —respondía el recién renacido demonio, mirando unos segundos al frente, antes de continuar—. Porque dónde vamos a terminar para ambos, demonios y humanos… es ese lugar dónde todos somos iguales…

Sebastián seguía caminando, mientras escuchaba al demonio más pequeño hablar, aún conservando su semblante serio. Fue entonces en que el mayordomo se detuvo, al ya estar a solo un paso frente al risco del acantilado, mientras que a su lado seguían volando pétalos blanqui-azules. Ciel al sentir esa agradable sensación de la brisa en su rostro, cerró unos segundos sus ojos.

—… se siente bien. Cómo si se me fuera quitada una larga maldición —decía el chico con una sonrisa.

—Sí. Y a cambio… se me ha dado una eterna maldición… —dijo Sebastián, con su semblante serio cambiando ligeramente a uno de tristeza, no por eso que había dicho, sino por sentir que el agarre de su joven a uno de sus hombros aumentó repentinamente.

Ciel se giró serio hacia el oji-rojo, diciendo con tono autoritario—. Tú eres mi mayordomo.

—Sí, lo soy… —afirmó el mayor, con apariencia todavía seria y hasta cierto punto fría—. Soy tu mayordomo… por toda la eternidad.

—Entonces… de ahora en adelante, solo deberás darme una respuesta… —Ciel a medida que hablaba, se sujetaba más fuerte a los hombros de su mayordomo—. ¿Lo sabes, no?

Sebastián cerró sus ojos, sujetando a su joven amo con algo más de firmeza. Eso fue para evitar que éste se le cayera de los brazos, debido a que el demonio mayor había saltado al vacío del acantilado, siendo rodeados ambos por un torbellino de pétalos blanqui-azules. Se escuchó la voz de Sebastián decir un melancólico «Yes, my lord», que pareció perderse en el vacío.

................................................................................................................................................

N/A: * La hermandad de "Pre-Raphaelistas", creada en el año 1848, (siendo Sir John Everett Millais uno de sus fundadores), es un grupo de pintores, poetas y críticos ingleses.

................................................................................................................................................

Bueno, ese fue el primer capítulo, fue mi propia versión del final de KS II, pero quitando los detalles de que Sebastián les enviaba a los amigos de Ciel esos "regalos", ni Ciel ni él se despidieron y se fueron, sin decirle nada a nadie.

Con el paso del fic, se irán viendo ciertas diferencias comparadas al anime/manga, puede que a algunos no les agraden esas ideas, solo les pido que si van a criticar, sean solo críticos pero no criticones, todo consejo, comentario de aliento y/o crítica CONSTRUCTIVA se aceptara con gusto, siempre que no haya nada de insultos, arigato~ :3

¡SAYONARA!
................................................................................................................................................

Link del siguiente capítulo:

4 comentarios:

  1. Pues a ver..para empezar , me encanto como desarrollas..la historia...a partir del Final del anime...con Ciel ya como demonio , definitivamente , la habilidad que le diste a Sebastian de comunicarse con los cuervitos , tiene mucha logica y es sugoi , ademas , como es tipico en Kuroshitsuji heces referencias historicas jejeje , en fin , arigato a ti , por la historia , me ha gustado mucho , sigue asi !! nya!!!

    ResponderEliminar
  2. yayayyy!!!!! que buien que decidiste publicar tu fic aqui.!!! :3 asi muchas personas que desconocen la existencia de fanfiction y son fans de KS pudrán leerlo.... y bueno amiga tu ya sabes que me encanta como escribes.... sigue asi..!!! y esperos que sigas publicando mas..!!! :3

    ResponderEliminar
  3. ohhhh interesanteee ^w^ esta muy bueno el prologo, sigue asiiii!!! xDDDDD

    ResponderEliminar
  4. Ujujui, me gustó el prólogo; un buen comienzo usando el final de KSII... Ya quiero saber que sucederá en el pirmer capi, estoy emocionado por verlo para saber que pasará con Ciel y su nueva vida de demonio. Ademas me enterneció la escena entre Sebastian y su cuervito, ojalá vuelva a aparecer en algún capi mas adelante.

    ResponderEliminar