domingo, 25 de noviembre de 2012

Recopilación Reto Oneshot cat. Todo público.


Participante: Madame Nature

Protagonistas: Grell y Madame Red
Situación especial: Como se conocieron y como eran realmente uno con el otro puede ser una situación ya sea de amigas malévolas o coqueteo constante con un toque de dominación y servilismo.




Jack, el mayordomo



Angelina Durless volvió a mirar el vestido antes de mandarle una mirada de desaprobación a su mayordomo. Había sido invitada a una fiesta, una muy importante, y su mayordomo era lo suficientemente estúpido como para derramarle esa ignota materia que lo manchó. ¿Cómo podría, siquiera, tratar de impresionar cuando su mejor vestido estaba manchado?

— Lo la-lamen-ento señora. Escucho una voz temblorosa decirle.


— ¡Grell eres un idiota! ¡Me oyes! ¡Cómo vas a arreglar esto! — No podía creerlo, ¿como podía alguien ser tan imbécil?

El pobre mayordomo amedrentado por su ama, intentaba limpiar el vestido con sus vacilantes manos, mientras repetía una silenciosa disculpa. Pronto, descubrió la imposibilidad de quitar la mancha y cayendo a la suave alfombra de la habitación comenzó a llorar, como si de un pequeño niño se tratará.

— ¡Yo no soy digno de ser su mayordomo, debo morir! Angelina giró los ojos, no era la primera vez que su criado le hacia eso. Entonces, suspiró y le quitó el arma de la mano.

Madame Durless suspiró una última vez antes de caminar hacia la puerta de su habitación y ordenarle a su mayordomo que la llevara al hospital, tenia que trabajar.


El camino no fue nada placentero, nunca lo era, su cochero, o sea, su mayordomo, era un mal conductor y en el camino casi había sido lanzada del coche varias veces. Afortunadamente ya estaba en el Royal London Hospital.

Ella sonrió mientras pensaba en su mayordomo y en su imposibilidad de hacer algo bien, y por un momento, pensó que no actuaba.

El día fue relativamente normal, siempre lo era, y a Madame Red no le sorprendía atender a otra prostituta, ellas siempre iban donde ella, como si supieran el dolor que le causaban. Su nombre era Mary Ann, y, al igual que el resto, pensaba que tener un bebe era una carga. Mary Ann quería un aborto, al igual que el resto, y lo quería lo más rápido posible.

— Usted sabe lo que es ¿no? No, ella no sabía lo que era, nunca lo había sabido y la odiaba por ello.

— Lo haremos ahora entonces.

Pero la mujer lo pagaría, al igual que el resto de ellas.

—Esa fue la ultima persona del día, Doctora Durless. Le dijo su enfermera, una irlandesa de ojos verdes y cabello rubio que nadie quería contratar, de cierta manera, le recordó a ella misma cuando había iniciado su carrera de médica y por eso la había contratado.

Angelina recordó de nuevo su vestido manchado y colocó su índice en la sien al recordar que debería volver a tratar con Grell.

Cuando salió del hospital, lista para volver a su mansión, no encontró a nadie esperándola. ¿Dónde rayos estaba el idiota de su mayordomo? Hoy tenían mucho que hacer.

El idiota del mayordomo no había llegado nunca, y tuvo que volver caminado. El camino a la mansión era largo y lleno de obstáculos, personas conocidas tiendas, ella lo tomaba todo con una sonrisa en su rostro, porque así eran las mujeres bonitas.

— Idiota. Murmuró madame mientras arribaba a su casa y veía como un hombre vestido de rojo con un cabello rojo sedoso se acercaba rápido y sonriente a ella. ¿Tan tarde era ahora?

La excitación del momento hizo que su mente parara de funcionar en el mismo instante que un brazo rodeo un cintura y una boca con dientes filosos la besó. Sabia lo que seguía y muy adentro de ella, lo consideraba su única razón para existir.

Caminaban hacia Whitechapel.

—Oh, mí querida ambos como un par de fantasmas— comenzó a hablar dramáticamente Grell— Adueñándonos de todos aquellos que tienen lo que queremos y tiñéndolos de carmesí.

Madame Red dejo de prestarle atención a la teatralidad de su compañero cuando pasaron por el centro de Londres, cada vez estaban más y más cerca de su objetivo, Mary Ann pronto estaría pintada su color.

Madame Red pensó en él y lo que era su situación actual, y por un instante, cruzó por su mente la idea de ella amaba a su compañero escarlata, pero ella sabia que no era así, porque ella amaba a otro. Habían llegado, estaban en el distrito de las rameras, estaban en Whitechapel.

Angelina se arrepintió su pasado crimen y tuvo miedo de cometer otro. Grell estaba eufórico, la arrastraba hacia el poste que apenas alumbraba donde estaba recostada la mujer.


Todo estaba oscuro ya, la caminata había sido muy larga, serian aproximadamente las doce de la noche. Nadie los vería, era el momento adecuado. Ella pensó en que pronto tendría en sus manos aquello que le faltaba y le pareció irónico no poderlo usar, pasó su mirada de su victima a Grell, una afilada boca le sonreía, se veía mejor con el cabello rojo y largo, también con esa ropa tan diferente a la que usaba de día.

Llegaron hasta donde estaba la mujer, ella no la reconoció a la primera vista, pero no tuvo más tiempo para reconocerla.

Rojo, todo lo que veía ahora era rojo, su color, el color de su compañero, el color de su venganza.

La pobre mujer, tirada en el suelo, era la imagen perfecta de su dolor, la sangre aun corria de sus venas, el cuello formaba un ángulo completamente grotesco y estaba horrorosamente maquillada con su propia vida. Una sonrisa se entrevió en el rostro de Madame Red, pero luego su cara tomo la seriedad de siempre. Grell parecía hipnotizado con la sangre de su sacrificada mujer, pero de repente cambio su mirada a Madame Red, la cual retrocedía lentamente del cuerpo.


Grell sonriendo como siempre, en un impulso que ella no comprendía, la abrazo.


— Ah, mi hermosa Ofelia ¿ha caso has caído ya al agua? — Le susurró al oído— quédate con este fantasma de tu Hamlet una noche más.

Madame Red correspondió el abrazo, y luego de haber sufrido tanto, se olvido por unos segundos de él.

Volvieron ensangrentados a la casa, afortunadamente, los sirvientes ya estaban dormidos, y no fue difícil quemar las ropas sin ser advertidos.

.

Angelina fulminó con la mirada a su mayordomo, se había equivocado con la talla del vestido que le mando a hacer, le quedaba demasiado pequeño. Maldijo por lo bajo al hombre que temblaba frente a ella y salió de la habitación hacia el comedor, donde su patético mayordomo derramaría el té en el caro mantel de seda.


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Autora: Angie
Protagonistas: Ciel/Alois
Situación especial: Casa embrujada


 
Nota-. Esto es un AU (Universo Alterno), así que peco de OoC, lo admito y aceptó la condena, ¿?

Erase una vez un niño cuya vida fue truncada siendo apenas un adolescente, lo golpearon, lo abusaron y finalmente estrangularon…su cuerpo fue a dar al patio trasero de una enorme mansión vacía, nadie nunca lo encontró ni supo de su existencia, su nombre fue olvidado y su muerte omitida. Pero él no quería marcharse. Se resistía a dejar el mundo de los vivos, al cual sabía no volvería a pertenecer jamás.

Pero no le importaba.

Nunca le habían querido realmente en ningún lado.

Así quede vez en cuando abandonaba la Mansión, buscaba a algún niño o adolescente que fuera de su agrado y se apropiaba de su cuerpo; pero esto no era suficiente, porque él estaba muerto y con el tiempo aquel cuerpo del que se apoderaba se enfermaba y moría.

Y los padres a los que amó, los hermanos con los que jugo, los tíos a los que beso, las mascotas con las que jugo...todos se olvidaban de él, porque él estaba muerto y no debía pertenecer a este mundo.

Sólo le quedaban las lágrimas rezagadas dedicadas a aquel otro niño, no a él.
Y nuevamente se quedaba solo.

Así que un día decidió que deseaba un compañero, un amiguito con quién jugar, uno de verdad, jamás se marcharía y nunca más volvería a estar solo.

SUSURROS EN LA OSCURIDAD


Mamá y papá salieron un día y nunca regresaron, su automóvil explotó. Nunca encontraron a los culpables. Y me convertí en el heredero universal de la Compañía Phanthomhive, tenía millones y no sabía que hacer con ellos.

Los accionistas se abalanzaron como perros sobre la presa y la empresa que durante generaciones había permanecido a nuestra familia se fragmentó en decenas de partes; gracias a los movimientos de mi tía y sus abogados conseguí conservar la mayor parte.

Por eso intentaron asesinarme.

Yo no les era útil, en realidad les estorbaba.

—Buenas noches, ¿te duele?—me preguntó un muchacho rubio de ojos azules, entre los límites de la inconsciencia y la razón le miro, sopeso su aspecto, luce ropas victorianas y sonríe extasiado mientras se inclina sobre mi pierna herida, justo donde la bala se incrustó.

Parece emocionado—. Vas a morir, ¿lo sabes?—susurra con cierta malicia y diversión.

Asiento en silencio. Lo sé. Me siento terrible, la cabeza me duele, el dolor viene en punzadas constantes y realmente no tengo ganas de moverme o hacer cualquier movimiento innecesario. Sólo quiero quedarme aquí y hacerme un ovillo pequeño en el suelo mientras lloro. Pero no puedo hacerlo.

—¿Quién eres?—le preguntó sentándome con gran esfuerzo y recargándome contra una de las paredes.

—Un demonio—contesta el otro con naturalidad y ríe ante mi cara de sorpresa—. Sólo bromeaba, soy un fantasma.

Le miró irritado, no estoy de humor para bromas de ningún tipo, sólo quiero salir de aquí. Y en ese momento mis ojos recorren el lugar, una enorme habitación, sucia y cuyo techo se expande hasta donde la vista alcanza, el polvo, las telarañas y la suciedad ocupan cada centímetro del lugar y la madera, vieja y gastada cruje por si sola a la vez que segrega ese nauseabundo olor a humedad.

No recuerdo como llegue a este lugar, lo último que recuerdo es haberme encontrado corriendo por mi vida después de que me dispararán y errarán dándome en una pierna, supongo que el objetivo era mi cabeza. Corrí hasta que sentí a mis pulmones explotar y…luego caí, no supe nada más.

La tormenta golpea las ventanas y los rayos de luz dejan entrever a mi improvisado compañero, cabellos rubios, ojos azules, ropas gastadas, una sonrisa imperturbable en su rostro. Me preguntó quién es y que hace aquí.

—Sabes que no bromeo—se dice sentándose sobre el suelo y arrastrándose a gatas hasta mi—. En verdad soy un fantasma.

—¿Un fantasma?—preguntó sin creerlo, aunque debo admitir que la palidez de su rostro es igual a la de las películas que veía escondida de mis padres.

Asiente entusiasmado.

—¿Y cómo sabes que tú no eres uno también?

Sonrió por debajo y exclamó con seguridad.

—Porque si estuviera muerto, no tendría deseos de morir ni de arrancarme esta maldita pierna.

Él otro ríe, divertido ante mi comentario.

—Eso es cierto. Cuando estas muerto ya no sientes nada, ni frío, hambre o miedo, pero…—se lleva las manos hasta el pecho y aprieta su camisa con holanes—aquí sigue doliendo, siempre…

Baja la cabeza con aire derrotado y la recarga sobre mi hombro.

—Dime, ¿querrías morir y quedarte conmigo para siempre?

Morir…la palabra se desliza suavemente en los recónditos más oscuros de mi mente, susurrante me atrae con deliciosos espejismos de un lugar donde habrá más dolor.
Alguna vez leí que sólo aquellos que han tenido una muerte violenta y cuyas almas no encuentran descanso, se convierten en fantasmas. Me preguntó si el niño a mi lado realmente esta diciendo la verdad, realmente esta muerto…acarició sus cabellos y estos se deslizan entre mis dedos, finos, delicados como el oro…su cuerpo es tan palpable como el de cualquier otro, incluso siento la calidez de su respiración golpeando mis mejillas, no puede estar muerto. Si así fuera…la muerte no es tan terrible como lo hacen parecer y gustoso le daría la bienvenida.

—Hace mucho tiempo me asesinaron, arrojaron mi cuerpo a este lugar—confiesa—. Al igual que tú.

Y entonces recuerdo vívidamente los últimos segundos antes de perder el conocimiento, uno de ellos puso sus manos sobre mi cuello y me asfixio, me creyeron muerto, entre lo que me parecieron susurros escuché como huían despavoridos al escuchar pasos extraños y se alejaban corriendo a toda prisa.

El dinero no valía la pena. Nadie les había dicho antes que les pagaban para asesinar al niño más rico de Inglaterra.

Ciel Phanthomhive.

—Te creyeron muerto y arrojaron al patio de esta Mansión, yo te traje a esta habitación.

Y en mi memoria de inmediato aparecen las imágenes de aquella construcción maldita, hogar de un demonio que roba el alma de los niños según dicen los rumores. Si la gente conociera el dulce rostro del mal en lugar de huir despavorida, correría a consolarle.

—Si mueres aquí, podrías quedare conmigo aquí…Por siempre…

Desde que me quedé huérfano todo mundo usa siempre palabras similares a “lucha, sigue adelante, no te rindas”.

El chico frente a mi me esta invitando a morir, a dejar todo atrás, simplemente abandonar.
Y yo quiero creerlo, porque quiero hacerlo.

No quiero estar nunca más solo.

El muchacho entrelaza mis dedos con los míos, su mano es larga y cálida…quizás lo perciba de esta manera porque yo estoy más muerto que vivo o porque él es igual a mi. No se como, pero lo sé. Es igual a mí. Y a su lado podría ser feliz.

La oscuridad de la habitación se torna más sofocante a cada segundo, el frío me cala hasta los huesos, el viento azota con mayor fuerza las ventanas. Ya no tengo miedo.

—¿Aceptas?—me pregunta dejando a su relucir su temor.

¿Realidad o fantasía?

No lo sé, pero sea cual sea la respuesta, como si se tratará de elegir entre un postre y otro respondo sin siquiera ser consciente de lo que realmente significa.

—Si. Acepto.

********


Alois observó al dulce bebé en la cuna, hizo algunos pucheros y caras graciosas hasta hacerlo reír. Era un niño encantador, el niño más bonito del mundo. Tan dulce, tan increíblemente tierno. Lo amaba. Era el elegido. Él tercer hijo de Ciel Phanthomhive y Elizabeth Middleford, aun si muriera, se aseguraba de que con los otros tendría descendencia.

Observó a Ciel entrar en la habitación, lucía un costoso traje sastre color azul marino y su rostro tenía la típica expresión de enfado de un hombre de negocios cuya vida profesional es perfecta, pero la personal dista mucha de serlo.

En ese momento su esposa entró a la habitación, discutirían una vez más…ella le diría que él pasaba muchos horas trabajando, nunca estaba en casa y apenas vería a los niños; él le respondería que debía hacerlo por el orgullo de su familia, recuperar lo perdido, lo que le habían arrebatado siendo un niño. Ella lloraría bajita para que los niños no la oyeran, él le abrazaría y suplicaría que lo perdonara al mismo tiempo que hacía juramentos de que volvería a casa antes, trabajaría menos, se tomaría vacaciones. Ambos sabían que no cumpliría.

Pero ella lo perdonaría porque lo amaba y el se disculparía las veces que fueran necesarias porque no concebiría la vida sin ella.

Alois salió de la fastuosa Mansión, llena de luces y vida…para volver a la suya, oscura, solitaria. Muchas veces había intentando demolerla para construir una serie de departamentos, un hospital, un centro comercial...pero él no les permitía a los trabajadores avanzar, los mataba uno tras otros y lo hizo muchos años, hasta que finalmente desistieron y dejaron de intentarlo.

A veces recordaba en el impulso que hacía más de quince años le orilló a salvar a aquel niño al borde de la muerte que incluso había aceptado ser su compañero.

¿Compasión, reconocimiento, afecto?

Todo y nada a la vez.

Pero le había dejado vivir e incluso lo mantuvo respirando hasta que lo encontraron y lo devolvieron a la vida.

Quiso darle una oportunidad.

Pero Ciel no era feliz. Estaba casado con una mujer que no lo comprendía, trabajaba puramente por obligación y lo había olvidado.

Pero él jamás lo olvidaría. Su alma gemela. Su otra mitad.

Y cuando aquel precioso bebé creciera él tomaría su cuerpo y pasaría algún tiempo al lado de su precioso Ciel, como su hijo, lo amaría, lo cuidaría, lo obligaría a recordar su decisión.

Pero al igual que muchos niños antes, el pequeño moriría. Entonces esperaría un tiempo, los hijos de sus hijos crecerían y también tendrían bebés y habría más niños y niñas, siempre.

Y él estaría ahí, incluso cuando Ciel hubiera muerto…al lado de aquellos a quienes amo o podría haber amado.

Nunca jamás estaría solo.

No tenía prisa. Tenía una eternidad por delante.

Se recostó sobre el suelo y observó el amplio techo, la oscuridad siempre era la misma...ancha y profunda.

Rio sin saber porque…y se sumió en un profundo sueño.
FIN
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FIC GANADOR:

Participante: Miss Phantomhive
Protagonistas: Ronal x Meyrin 
Condición: que pase en una carreta podria ser no se de la casa al mercado , del mercado a la casa , o aparcados junto a un lugar bonito y pribado donde se le haya safado una llanta y necesite un hombre fuerte que le ayude.


***Un amor pasado que no pasara. hecho de balas y Muerte para la eternidad***


Era casi medio día y una peculiar mujer se vestía después de darse un baño, se puso su uniforme azul con blanco y después prosiguió a recoger sus rojizos cabellos.
Estaba frente al gran espejo de cuerpo completo mientras hacia esto, sus grandes ojos marrones brillaban con intensidad y como era costumbre los cubría con esas grandes gafas que su joven amo le había obsequiado y apreciaba de sobremanera. Casi nadie sabia sobre ella y su pasado la verdad no les importaba, eso la hacia sentir un poco mal pero nunca a nadie le revelaría esas cosas que había vivido y presenciado antes de llegar a donde estaba el día de hoy.
Algo que si era seguro que todos se hacían era que estaba enamorada del mayordomo de la familia Phantomhive, ese moreno de ojos carmines que enamoraba con solo una sonrisa. Eso no era tan cierto porque ella tenia su verdadero amor tatuado en su corazón y hacia esos teatros escandalosos para que nadie sobre lo que pensara del amor y si de verdad había tenido una pareja antes.

Su mirada empaño y una gran lagrima recorrió su mejilla hasta caer de su rostro, su sonrisa tierna se borro de sus labios y se formo una mueca de tristeza, por mas que pasaba el tiempo no lograba olvidar a ese hombre que tanto había querido, con el que descubrió lo que era el amor verdadero; tantos maravillosos momentos invadieron su cabeza y su corazón latió con fuerza aun ese amor estaba allí no quería abandonarlo por nada del mundo.

Mas que su historia de amor trágico se trataba de su verdadera persona ese principio que nadie conocía solo ella misma y en ese tiempo su amado también, el recuerdo se repetía y entonces su boca en un resabio de aliento exclamo:

-Ronald, Te extraño-

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-Flas back-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

En las solitarias noches de Londres caminaba des preocupadamente lo único que se escuchaba era el sonido de sus pasos en el frió suelo de roca, era una persona solitaria que se encargaba de la gente que esparcía muerte, destrucción y corrupción con sus armas en ambas manos, los cañones de estas aun humeaban porque solo hace pocos minutos habían detonado y con rapidez perforaron el corazón de un corrupto Aristócrata que se encargaba de esclavizar mujeres en países extranjeros y venderlas por un par unas cuantas piezas de ocho.

~ Así era siempre su vida no tenia otra razón de mas que hacer su justicia, pero su corazón rogaba amar y ser amado~

Una par de semanas después ciertamente había asesinado a muchos piratas que traficaban armas por toda Europa del este y sus alrededores, no sentía culpa pero aveces le daba un poco de lastima ese tipo de gente.
Ese mismo día en la noche tenia un trabajo pendiente, un comerciante que se encargaba de vender drogas con la intención de ganar dinero extra y expandirla como una nueva adicción.
Ella había estudiado a ese tipo pero no quiso encargarse de el, hasta que un día sus ojos se impresionaron al ver que les regalaba dosis pequeñas a los niños; ese acto tan descarado le había hecho enfurecer esa misma noche ese maldito iba a caer presa de sus balas y le llenaría de plomo el cráneo.

Estaba justo en el techo de una pequeña fabrica y se escondía detrás de unos muros para no ser descubierta, su objetivo estaba allí junto al muelle hablando con uno de sus clientes ya adictos. Una sonrisa se formo en sus labios de su bolso saco su francotirador y apunto a el comerciante; un par de segundos restaron hasta que apunto con seguridad y solo en 3 segundos el estruendo se dejo escuchar esa bala había dado en el lugar exacto atravesando el cráneo por completo el cuerpo desfalleció y callo sobre su costado directamente al mar, ante esto en cliente miro a todos lados y presa del pánico pidió perdón y se fue a toda prisa de ese lugar.

La pelirroja respiro tranquila y empezó a guardar sus armas en su bolso para irse de allí lo mas rápido posible. Una risilla se escucho a sus espaldas haciendo que su piel se estremeciera volteo rápidamente y se dio cuenta de que era un joven vestido de negro, muy apuesto, cabellos rubios, anteojos y unos ojos hermosos diferentes de los que en su vida había visto. Ese bicolor fue el primer factor que logro acelerar su corazón.

-con que Tu eres la causante de que los Shinigamis estén molestos, deberías de dejar de hacer esto. Matar gente que no esta en el registro de muerte es contra las reglas-

La joven se quedo en silencio ¿a que se refería con eso de los shinigamis y registros? la verdad no entendió nada sobre eso pero no le importo el era lindo y no parecía nada en absoluto peligroso; Hizo una reverencia y pidió disculpas de forma sincera. El chico sonrojo levemente y volteando la cara dijo que estaba bien y que no se preocupara ya que el era tan solo un estudiante que había tenido curiosidad sobre la persona que mataba a esos hombres.

La despedida se estaba acercando, así que ese era el momento o no seria nunca pensó la chica. El hombre se dio la vuelta y antes de que pudiera dar un paso. algo lo detuvo era una delicada mano que estrujaba su chaqueta, el acaricio ese antebrazo y después de una cálida mirada tomo con elegancia aquella mano blanca.

-Disculpe mi estupidez, ¿ por favor podría decirme su nombre My Lady?-

-Me llamo Meyrin es un gusto, y ¿mi caballero que nombre le pertenece a usted?-

El joven rubio beso con delicadeza la mano de Meyrin haciendo que ella sonrojara y sonriera tímidamente.

-Mi nombre es Ronald Knox es un gusto y placer conocerla-

Ese momento era mas mágico que cualquier libro sobre magia y princesas. Todo era tan maravilloso la luna estaba alta y brillante ambos frente a frente recién conociéndose y ya estaba asegurado que había amor a primera vista, ni siquiera en las mentes mas fugases de imaginación habría un amorío entre un shinigami y una pistolera.

Sus miradas se encontraron y en un rápido movimiento ya estaban abrazados, Ronald miro la cara de Meyrin y no pudo evitar creer que era hermoso pero solo podía ver parte de el ya que su cabello cubría casi toda su cara; una caricia basto para descubrir ese blanco rostro. Ese brillo proveniente de esos grandes ojos marrones lo enamoraron jamas había visto tanta pureza en una persona aunque esa era la primera ves que conocía a un humano y no se arrepentía.
Ambos se acercaron lentamente y con los ojos cerrados, tratando de regularizar sus respiraciones llego un beso tan apasionado, dulce y mágico como ese momento.

Habían pasado varios meses y ambos solían encontrase Ronald giba y visitaba a Meyrin a su casa, incluso ella dejo a un lado los asesinatos para ya no causar problema alguno con los registros de los dioses de la muerte, salían juntos tenían citas lindas y tranquilas que consistían en salir a pasear en los atardeceres. Todo era casi perfecto porque en cada recolección que hacían los shinigamis al terminar, rápidamente el rubio se retiraba a toda prisa sin decir mas y eso había levantado las sospechas de su sempai William T. Spears.

Un día Will estaba muy molesto por esas huidas de su aprendiz así que opto por seguirlo y así fue; de forma sigilosa la persecución se emprendió el joven no de había percatado de nada y después de unos minutos llego a su destino la ventana de la recamara de Meyrin que le estaba esperando ansiosa, el moreno no entendía nada pero se dispuso a averiguar lo que pasaba.
Sus ojos se abrieron de impresión al ver a su joven aprendiz con una mujer humada tomados de las manos y acercándose para darse un beso alegre. Eso estaba en contra de toda regla dictada en su mundo, y no le importaba las razones él acabaría con esa mal decisión que le dejaba en vergüenza a el y toda su política de vida.

antes de que el beso se concluyera una cortadora de hojas atrapo el cuello de Ronald haciendo que se impactara contra la pared y luchara por liberarse, Meyrin grito del miedo y volteo a ver a él agresor y se encontró con un hombre de traje negro, anteojos y con una pequeña agenda en su mano libre leyó en voz tranquila.

-Relacionarse con los humanos esta estrictamente prohibido-

-William-sempai por favor libereme- dijo el rubio agonizante

La pelirroja pensó en atacar a ese hombre con una de sus armas pero tanto era su miedo que no pudo moverse, así que lo que creyó mejor fue interponerse. Él moreno solo de una débil embestida logro arrojarla haciendo que cayera en la cama, Ronald enfureció ante eso y con todas sus fuerzas logro salirse de esa prisión sus intentos fueron en vano ya que su sempai se acerco mas y en voz alta exclamo algo que enfrió la sangre de Meyrin y su amado.

-Tu castigo por esta falta es: desfallecer en mis manos-

-!!!Que¡¡¡- dijeron en unisono la pareja-

Un gran crujido resonó en la habitación y se vio como el chico cerro los ojos y su cuerpo perdió las fuerzas, los gritos de la pelirroja se escucharon y trato de acercarse nuevamente a la escena y se topo con un estrujo de las manos de William este la miro con asco y la arrojo contra la pared dejándola semiconsciente.
El shinigami tomo en brazos al chico que desbordaba ríos de sangre por su boca y nariz ese momento pareció eterno para la chica, solamente en la misma ventana donde ambos habían entrado el segundo hombre mayor se estaba llevando a su amor que recién y había muerto por esa herramienta maldita.

Después de que paso el tiempo la pelirroja volvió a su vida anterior seguía haciendo su justicia de todas maneras si algún Shinigami o cualquier otro ser llegara y la asesinaban o algo así ya no importaba pues Ronald ya no estaba a su lado.
Un buen día mientras esta se encontraba en el techo de una gran torre de Londres y apuntaba a un corrupto hombre se detuvo un poco al ver que este tenia familia dudo un poco pero después de pensarlo aun así lo haría y cumpliría su trabajo.

Una mano toco su hombro y dijo que ella era muy buena con las armas, esa voz tan profunda la asusto y en cuanto volteo se encontró con unos rojiza mirada. Era un apuesto hombre moreno vestido de mayordomo, esté le ofreció trabajo como sirvienta de la Familia Phantomhive. A pesar de que era extraño acepto y ese hombre la llevo a su ahora nuevo hogar donde protegería a su joven amo y la mansión en conjunto de otros sirvientes.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-Fin del Flas Back.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Ese gran recuerdo nunca la dejaba desde ese día que ocurrió, salio de sus pensamientos y se dio cuenta que debía ir a comprar la comida ya que esa era su responsabilidad como sirvienta, sonrió tiernamente y limpio su rostro borrando toda marca que revelara su dolor.
Salio de su habitación y se dirigió a buscar a su joven Amo estese encontraba en su despacho como la mayor parte del tiempo; llamo a la puerta cortes mente y el joven le dio permiso de entrar, esté le dejo y al verse el jovencito recordó que ese día como siempre le avisaría que iría de compras. El joven como sabia que iría sola le presto el carruaje para su seguridad y comodidad ella sonrió y con su torpe y tierna voz dijo:

-Es usted muy amable Bocchan-

-ve solo por las cosas, esa sera tu única tarea de hoy-

-Como usted ordene, gracias joven Amo-dijo haciendo una reverencia alegremente

El camino al mercado en el carruaje había sido muy lindo se sentía bien alguna ves poder ir a un lugar como su Bocchan, eso era algo muy bueno y considerado de su parte. Esa vida que ahora tenia no era tan mala tenia una casa, amigos, buen trabajo y su ausencia de amor seguiría porque jamas le buscaría un substituto a su primer y único amor.

Caminaba de puesto en puesto buscando toda clase de vegetales, frutas, carnes, e ingredientes para hacer postres los cuales fascinaban a Ciel desde siempre.
Mientras iba caminando se sentía observada sus sentidos estaban muy desarrollados por su antigua vida y esa sensación de ser acechada no le agradaba así que se apresuro a llegar al carruaje e irse al momento de subirse en el sintió un escalofrió y decidió mirar hacia afuera.
Su corazón se detuvo por un segundo allí justo en medio de toda la gente que caminaba de un lado a otro estaba Ronald de perfil, se tallo los ojos y quiso llorar porque sabia que su Ronald hubiera ido corriendo a verla pero como eso no había pasado tan solo se debía a una pobre ilusión que se hacia el desdichado corazón de esa pobre mujer sin amo.

Todas las cosas estaban dentro del carruaje y ella aun seguía pensando en ese recién mencionado momento.
un gran crujido se escucho y el carruaje se fue un poco de lado. El chófer fue a ver a la sirvienta y le aviso que una de las llantas se había roto porque quedo atrapada en un pozo en el camino. El hombre se disculpo y para la comodidad de Meyrin decidió que el iría a pedir ayuda por si solo y volvería lo mas pronto posible, sin duda alguna la mujer acepto con la cabeza.

Apenas el chófer se había alejado cuando de pronto la misma sensación de que la observaban volviera sinceramente se había cansado de eso tal ves era un enemigo y la estaba siguiendo solo para que le llevara a la mansión y poder hacerle daño al joven amo. Así que discretamente empezó a meter la mano bajo su falda donde yacían sus cuchillos y pistolas para su defensa, tomo con seguridad la pistola y en un rápido movimiento abrió la puerta con una fuerte patada y apunto hacia enfrente; se quedo sin palabras esa sombra ya no estaba pero hace unos segundos no se movía eso la preocupo.

-Valla casi me atrapas-dijo una voz detrás de ella

Meyrin volteo y apunto, su arma resbalo de sus manos al ver que en el techo de el carruaje estaba un hombre joven, perdió el aliento sentía desmayarse ese era un milagro y no sabia como actuar o si era un sueño.
El rubio bajo de un salto y se acerco a la sirvienta con mucha familiaridad y con sus mismas caricias soltó el cabello de esta dejando ver lo largo que era y también tomo esas grandes gafas con delicadeza dejando ver esos grandes ojos marrones.

-Meyrin eres Tu casi no te reconozco-

-Ro-Ronald estas vivo y aquí- dijo llorando la chica

Los latidos de ambos se intensificaron y sin perder mas el tiempo se besaron de forma desesperada y se fundían en un gran abrazo lleno de cariño y esperanza.

Ambos se encontraban bajo un gran roble, el atardecer los bañaba en su cálida luz y mientras hablaban de si mismos una pregunta invadía la mente de Meyrin no tenia muy claro que había pasado en ese entonces si ella lo había visto morir como era posible que ahora estuviera allí a su lado como antes.
El silencio se apodero de Ronald pero después de una sonrisa y un tomar de manos entre ellos empezó a explicar como había sido su vida después de ese momento...

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-Flash Back de Ronald en 1ra persona-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

La desesperación se estaba apoderando de mi cuerpo, me sentia tan indefenso ante Will-sempai, después de que dijo que me mataría un temor nació en el fondo de mi pecho, la presión me asfixiaba y sentí que por dentro algo de mi se rompia mi vista se nublo y termine en el suelo. Escuche débilmente gritos que provenían de Meyrin pero no podía moverme.

Desperté en una habitación sencilla se vi hacia todos lados y después de levantarme y tocar mi cuello me di cuenta que seguia vivo, despues de eso la puerta se abrio dejando ver a William, esté me miro y yo le pregunte que es lo que habia pasado me miro fríamente como siempre yno me contesto nada parecía un extraño sueño.

Me dijo que te olvidara porque amar a los humanos era una perdida de tiempo eso me hizo enojar y tome a Will del cuello amenazándole que me dijera donde estabas, me asombre al ver una diminuta sonrisa que hizo que mis peores miedos nacieran.

-Haz estado dormido 3 meses y esa chica ha muerto-

-Eso no puede ser- dije con voz temerosa

Saco esa pequeña agenda y me mostró que que allí estaba escrito su nombre y tachado como correspondía. Lagrimas desbordaron de mis ojos caí de rodillas y me sentí derrotado.
Sempai-William me dijo que me levantara y le siguiera, eso hice con una faceta de ausencia y dolor, me di cuenta que estábamos en la torre de agencia de los shinigamis, después de algunos pasillos recorridos llegamos una habitación donde se hacían reuniones, vi a muchos Shinigami-sempai pero uno muy peculiar llamo mi atención no por ser él sino que su cabello era rojo y largo recordé a Meyrin al verle.

Aquel hombre tan extravagante nos miro a nosotros y fue directo a abrazar con fuerza a Will, su mirada su puso en mi un momento y yo solo le ignore; la verdad no sabia porque me había llevado allí Sempai. Pero mis dudas se esfumaron cuando ese gran moreno me hablo con una fría voz.

-Ronald Knox ya no seré tu Sempai, así que te dejo escoger a cualquiera de estos otros Shinigamis de alto rango-

-Lo quiero a Él- dije apuntando a ese pelirojo que acosaba a Will

desde ese día Grell Sutcliff fue mi sempai, tanto tiempo y cosas he vivido con el pero por mas que quisiera pude olvidarte porque cada mañana y minuto no dejaba de pensar en mi Meyrin tan hermosa y peligrosa como una rosa con espinas.

Grell-sempai le empezó a seguir el rastro a un enemigo del cual no me importa decir su nombre solo que es un tonto demonio que se cree la gran cosa.
Unos de estos días salí varias veces a recorrer el lugar para ver si encontraba a ese sujeto jamas pensé encontrar a una chica de grandes anteojos y uniforme de sirvienta, eso me hizo recordar hasta que decidí que tendría un encuentro con esa mujer que no dejaba de intrigarme.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Fin del Flas Back-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Ese hermoso lugar aun los acogía y después de ese relato ambos se dieron cuenta que William los había engañado y habían caído ingenuamente.

Todo ahora estaba claro y ambos sonrieron de forma tierna, el rubio miro hacia adelante y recordó que esa llanta estaba arruinada por su culpa ya que el había hecho ese gran pozo en el camino. Se levanto del lado de Meyrin y se encamino a el carruaje volteo y soltó un gesto de galanura guiñando el ojo y de una forma rápida y sobrehumana velocidad arreglo el problema dejando todo en su orden, asombrando a la pelirroja que no creía lo que veía.

Como todo un caballero extendió su mano haciendo entender a la chica que debía ir a su lado y cuando llego después de un beso la ayudo a subir al carruaje. Un grito se escucho atrás en el camino era el chófer que tenia una rueda en sus manos y corría despavorido, el chico rió inevitablemente y se dispuso a arrear a los caballos estos corrieron dejando a aquel chófer sin palabras y con una expresión de mucha pena y descontento.

De golpe el carruaje se detuvo y la pareja bajo aquel hombre después de haberse burlado de él, le dieron la mano y le invitaron a seguir para llevar todas las cosas a la mansión como le había indicado la sirvienta, este lleno de pena por el pasado percance acepto y se retiro un poco apenado.

Ambos tanto el rubio como la pelirroja se dirigieron al gran roble la distancia era muy poca, estaban allí abrazados y felices. Tenían bien presente que no podían quedarse juntos pero no podían desperdiciar tan bello lugar así como así.
La imaginación de Ronald se ilumino y con una navaja que tenia en su bolsillo empezó a escribir algo en la corteza del tronco de ese roble. Cuando termino los ojos de la chica se iluminaron al ver que el nombre de ambos estaba escrito y encerrados en un gran corazón.

Las horas estaban pasando y como todo buen comienzo había un desenlace también, unas pocas estrellas quisieron asomarse en el cielo aun iluminado por el sol. Un gran abrazo y un Te Amo susurraron al unisono de forma tranquila.
Lentamente ambos se fueron separando y extendieron sus manos para no dejar de sentir la piel del opuesto, Ahora si la joven noche los empezaba a bañar.

Meyrin empezó a caminar en dirección a la mansión de la familia Phantomhive cuando una traición de su Ronald se presento el cual la cargo estilo princesa y a toda velocidad se dirigió a ese lugar donde su amada vivía ahora. el camino fue poco largo y termino cuando como eras muy su estilo entro por la ventana de la habitación de Meyrin, le bajo al piso y después de una sonrisa satisfactoria porque sabia donde encontrar a su amor opto por retirarse pero manteniendo la promesa de volver porque nunca nadie mas los separaría el mismo error no se iba a repetir dos veces.

Con un gran salto aquel joven hombre dejo ese lugar, y después de una despedida a lo lejos este saco una cortadora de césped sofisticada esa era su guadaña y Meyrin lo había notado sonrió feliz al ver que ya no era un estudiante sino todo un Dios de la muerte del que muy pronto tendría mas encuentros.

-Adiós Meyrin volveré te lo prometo-

-Te estaré esperando Ronald-dijo en un susurro dentro de su corazón

Se recosto en su cama aquella chica pelirroja y toda esa noche se quedo recordando una y otra ves esos momentos donde estuvieron juntos y ya no la hacían llorar y sentirme morir de amor sino que le daban mas razones para ser quien era una sirvienta falsa y pistolera real que cuidaba en conjunto con otras personas la mansión Phantomhive y su querido
Joven Amo...


AAAACondición: que pase en una carreta podria ser no se de la casa al mercado , del mercado a la casa , o aparcados junto a un lugar bonito y pribado donde se le haya safado una llanta y necesite un hombre fuerte que le ayude.
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